lunes, 14 de septiembre de 2009

Algo raro pasó ayer


Algo raro pasó ayer. Salí a la calle a las cuatro, como todos los
días, para ir a la biblioteca cuando noté que caía algo del cielo. Al principio pensé que me lo estaba imaginando, pero no, al momento volvió a suceder, apareció una marca de agua en mi camiseta roja. Entonces recordé lo sucedido hace algunas semanas. Un operario de una obra estaba picando una acera con una de esas perforadoras gigantes en ciudad universitaria, cuando pinchó una tubería y comenzó a salir agua hacia el cielo. No creo que el obrero lo disfrutara, de hecho medio llorando cogió su móvil para llamar a, supongo, su jefe, pero a mi me pareció maravillosa la sensación del agua que caía sobre la acera. El caso es que eso sucedió ayer, pero de forma natural, sin tuberías rotas ni señoras regando macetas en un séptimo. Y es que, en cuarenta y ocho días que llevo en Madrid, es el primer día que veo, y siento, llover.