jueves, 9 de mayo de 2013

You are by far my favourite.

Algún día de estos tendría que llamarte para volver a conocerte. Lo primero sería reconocer tu nueva forma de escribir, de dirigirte a mi a través de este medio tan frío como Internet. O quizás me anime, venza la violencia del momento que supone hablar por teléfono con un extraño, y te llame. En ese caso, descubriré tu nueva voz, aunque distorsionada por el teléfono y la falta de confianza que todavía habrá entre nosotros. No te culpo, ha pasado tanto tiempo que nos hemos convertido en dos perfectos desconocidos, dos personas completamente diferentes desde la última vez que nos vimos.

Si tienes tiempo y accedes, nos encontraremos algunos días después de ese primer contacto. Nos veremos ¿en mi casa, en la tuya, en un bar?. De quedar en un bar, ¿quién llegará primero?¿quién será el primero en percatarse de la presencia del otro, y tendrá tiempo para analizar, en la distancia, al otro?

Luego, el reencuentro, o el primer encuentro de nuestros nuevos yo. A partir de aquí soy incapaz de saber que sucederá. Sé que tienes un gran potencial para volver a encandilarme como lo hiciste, y espero haber cambiado lo suficiente como para hacer lo propio contigo, pero lo que pueda pasar es un misterio, pues habremos cambiado demasiado.

Hay quien dice que cambiar está mal. No estoy de acuerdo. Yo temo no haber cambiado lo suficiente. Temo no llegar a ser quien quería ser años atrás, meses atrás, días atrás, cuando imaginaba encontrarme con una extraña como tú, cuando imaginaba que una extraña como tú, si yo cambiaba, podría responder a mi llamado y tener un instante para mí, para escucharme, para hablarme, para dejarme observar si la caída del mechón de pelo sobre la frente, de otro mechón de pelo, ya no del que yo conocía, sigue siendo la misma, si el brillo de tus ojos sigue viviendo en tus pupilas o si tu mirada se ha endurecido, si la sonrisa surge como antes o le cuesta más salir, si tu ánimo está intacto o eres más pesimista al mirar al futuro, si en algún momento del proceso que te ha llevado a ser otra persona diferente desde la última vez que nos vimos, que viste a mi otro yo, pensaste en algún momento en cambiar algo de ti por algo que alguna vez yo dije, o me callé...

Nunca te diría nada, aunque te llamase de nuevo y  volviésemos a quedar, nunca te diría nada de todo esto, de todo este proceso que me ha llevado a intentar ser alguien para ti. Incluso si te llamo, si me atrevo y te llamo y quedamos en mi casa, o en la tuya, o en un bar y llegases antes que yo y tuvieses tiempo de observarme un momento en la distancia, no te percatarías de lo importante que has sido para mi en todo este tiempo. No me importa. Si lo he conseguido, al menos en parte, si he conseguido cambiar algo, aunque sea en parte, para ser más para ti, aunque ni siquiera te des cuenta, habré cambiado un poco para mejor.