viernes, 22 de octubre de 2010

No se si llamarlo envidia

No sé si llamar envidia lo que siento cuando veo las movilizaciones en Francia en contra de la reforma de las pensiones. Y no por el hecho de que esté de acuerdo con los manifestantes o no, porque realmente no lo sé, sino por el hecho de ver a la gente en la calle protestando por lo que creen que es justo. Incluso no estoy seguro de que esto sea así. Ni siquiera sé si las imágenes que veo son sesgadas, puestas ahí por los medios para dar parte de una formidable protesta que nunca ha existido. En especial me han llamado más la atención las imágenes de los estudiantes manifestándose en París, Lyon y demás ciudades francesas.
Dicen que han salido tres millones de personas a la calle, no se si fueron menos. Estas protestas, que trascienden a nivel internacional. refuerzan mi sensación de que en el país vecino van todos a una, de que se dejan aborregar menos que el resto de países; en definitiva, de que el poder de ese país emana realmente del pueblo (o que al menos lo intentan), y no de los políticos que les gobiernan; y todo esto me hace sentir cierta envidia. ¿Seríamos capaces de hacer lo mismo en España?, ¿La gente se echaría a la calle para protestar por lo que cree justo?

Quizás lo que me haga sentirme raro es la duda acerca de si todo lo anterior es cierto, o que quizás todo esto lo digo por ésta foto, que ha despertado mi espíritu revolucionario, no sé...


(Huelga decir que estoy en contra de toda huelga o protesta violenta y fuera de formas, pero desgraciadamente cafres los ha habido, los hay y los habrá siempre).

lunes, 18 de octubre de 2010

Curados de espanto

Creo que en ocasiones el arte entra en conflicto consigo mismo. Quizás es fruto de mis limitaciones, pero no puedo estar a todo, y fue lo que me pasó viendo "Ascenso y caída de la ciudad de Mahagony" (¿No era en alemán? La que yo vi fue toda en inglés), de Kurt Weill, en el Teatro Real ayer domingo. Y lo digo seguramente por ignorancia de la de verdad, no de la de falsa modestia, ya que no estoy acostumbrado a óperas tan modernas. Bueno, no estoy acostumbrado a obras de este corte, porque Lulú, de Berg, el año pasado me pareció espectacular, y mira que se llevó palos.

El hecho es que mis tribulaciones se ven agravadas porque conozco un poco la música de Weill, y me gusta bastante. Así que cuando estuve ante el espectacular montaje de La Fura dels Baus me vi desbordado. No podía atender, y disfrutar o lamentar, a los figurantes, al escenario, a la música, las voces, el coro.... Reconozco que al salir del Teatro mi sensación era la de haber visto un musical, no una ópera; con buenas voces, eso sí, alguna muy buena, como la de Measha Brueggergosman o Willard White, con una orquesta lucida aunque para mi gusto un poco "estruendosa" en exceso, (esto lo digo sin mucho criterio, pues estaba en las localidades de proscenio, justo encima del viento metal, lo que no es precisamente lo mejor para apreciar la sutileza, que esta obra la tiene), y con mucha gente en el escenario, que me distraía en ocasiones del disfrute de la música y del seguimiento de la obra.

Y sé que esta ópera está concebida en clave teatral, lo que me lleva a la siguiente reflexión: o bien el montaje era exagerado, que por las alabanzas recibidas se ve que no, o bien no me gusta tanto Kurt Weill como me parecía antes de entrar. No se que pensar...

Ah, y el revolcón de conciencia que debe suponer el ver esta obra... creo que ya estamos todos curados de espanto. Sin ir más lejos, en la parte trasera del Real duermen todos los días varios mendigos entre cartones, teniendo como único techo los soportales del Teatro. Si eso no ha removido a quién paga más de ciento sesenta euros por entrar, irónicamente sea dicho, a las casas de esa pobre gente, no creo que lo haga el ver la obra por la que pagan tanto dinero.

Bueno, ahí va un vídeo de la ópera, que tampoco es plan de ponerse trágicos:



P.D. ¡Viva el último minuto!

miércoles, 13 de octubre de 2010

El corte de pelo

Vuelvo a casa después de cortarme el pelo, con lo que eso me cuesta. Nótese que lo tenía bastante largo y que me lo han dejado bastante cortito. Me encuentro con mi compañero de piso, pongámosle por seudónimo Xisco.

-¿A ver como te han dejado? [Se gira en la silla, me mira y se empieza a reír] -Vaya, no está mal...
-¿Por qué te ríes?-Le pregunto yo.
-Porque cuando miento me río.
-¿Tan mal me han dejado?
-No, sólo que lo llevas muy corto y se te ve mucho la cara. [Dicho totalmente en serio, sin rastro alguno de sarcasmo, lo cual es bastante doloroso]
-Bueno [sin asimilar la humillación a la que me estoy viendo sometido, como si fuese lo más normal del mundo], pues ya me crecerá.
-Si, ya nos acostumbraremos- contesta Xisco.

Más tarde reflexiono sobre la conversación. Qué cabrón.

martes, 12 de octubre de 2010

Balance (a día de hoy)


Gano tortillas de patatas, pierdo a Trini y Virgi. Gano en el café mañanero, pierdo cruasán a la plancha. Gano un sofá, pierdo los periódicos. Gano una bañera, pierdo un baño. Gano un balconcito, pierdo el ruido de los coches. Gano Megavideo, pierdo Canal Plus Liga. Gano salón, pierdo comedor. Gano cocina, pierdo Jalima (¿se escribe así? nunca se lo pregunté). Gano portera, pierdo adióh. Gano nevera grande, pierdo nevera pequeña (que encanto tenía). Gano elegir vecinos, pierdo elegir cuando verlos. Me quedo con la cafetera, la música, la carrera (joder), la gente que importa (espero) y vivir en un quinto. Y todo aquello de lo que no me acuerdo por ser tonterías o por ser lo más importante.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Volver (o el comienzo del curso del Rincón)

Vuelvo tras bastante tiempo a ponerme al teclado. Tras mucho tiempo y tras muchas cosas, exámenes, aprobados, suspensos, casas, visitas, cenas, viajes, aprendizajes y olvidos... en fin, que no pretendo hacer un post profundo, sólo pretendo avisar a quien me lea de cuando en cuando que de cuando en cuando volveré a ponerme al teclado para contar cosas de mis exámenes, de mis aprobados y mis suspensos, de mi casa, de las visitas y las cenas, de mis viajes y de todo lo que pueda aprender u olvidar con todo ello.