domingo, 20 de marzo de 2011

Desde el veintiséis de Febrero

Hacía mucho que no me pasaba por aquí. Desde el veintiséis de Febrero, para ser exactos. Mucho tiempo, y más en este mes de Marzo en el que cada día cambia tanto el mundo como el planeta. Podría hablar de cenas, o de óperas (no me defraudó para nada "La página en blanco" de Pilar Jurado, y eso para mi ya no es poco), de partidos de fútbol o de mis clases. Pero lo que quería contar hoy es que en el momento justo en el que doblaba unos calcetines a rayas moradas, en el mismo instante en el que sostenía el calcetín derecho en mi mano izquierda (sé que es el calcetín derecho porque estos en especial tienen una marca en un lado que los distinguen) y le superponía el izquierdo con la mano derecha para enrollar ambos sobre la mano y luego guardarlos en el cajón, he sido consciente de la brecha que se ha abierto en la realidad en estos días de imágenes de pueblos enteros arrasados por el mar, de japoneses con trajes blancos y mascarillas, de medios de comunicación y políticos, cada uno es su grado de irresponsabilidad, hablando de apocalipsis (la cosa ya está bastante mal como para frivolizar), días en que estamos en guerra con Libia y en los que no se que pensar sobre ésta, en los que hay muchas cosas que se me escapan ya no sólo por no entenderlas, sino por el hecho de que no sé siquiera que existen... días en los que percibo toda esta realidad como desde detrás de una catarata, borrosa y desenfocada. Sera por eso por lo que nuestros cerebros, como mecanismo de defensa, nos aislan de todo esto durante la mayor parte del día, y nos hacen pensar en cenas, en óperas, en partidos de fútbol o en clases. Pero a veces, por ejemplo mientras doblas calcetines, se produce una brecha en esa autodefensa. Una brecha, como en la propia realidad.