Tarde de toros

Ayer fue la primera vez que fui a los toros en Las Ventas, y he de reconocer que es toda una experiencia. Allí que me vi yo, con mi polo y mis zapatos, entre toda la gente de bien con sus patillas anchas, rizillos engominados en el cogote y bandera de España en el polo, y digo que sin ser yo dado a tales excesos, cuando un repartidor me dio un ejemplar de La Razón, me dejé levar por el ambiente, y si pasa por allí Mayor Oreja de doy la mano, mi voto y le aplaudo a rabiar sin pensar, sólo movido por el ambiente, que era de toros, y además al ser domingo se veía aderezado por los guiris y japoneses de rigor.

He de decir que la plaza es preciosa, tanto por fuera como por dentro, donde nada mas salir del vomitorio al tendido se aprecia ese olor, mezcla de puro, colonia de hombre y mujer, arena del albero y animal que tiene una plaza de toros, olor indescriptible que solo se siente en un coso taurino. 

Fue, como ya he dicho, la primera vez que iba a Las Ventas, y se nota ya no sólo por el ambiente. sino por los astados. Aún estando la fiesta en su particular crisis por el poco trapío de los toros, eran los de Samuel Flores, para mi que solo he ido a plazas de segunda como Salamanca, de una presentación espectacular, bien armados, al margen del juego que luego dieron que no fue demasiado. Aunque todo ha de analizarse, pues hubo dos diestros que estubieron por encima de los toros,  tanto Javier Valverde por valentía, como Diego Urdiales por cabeza. Ambos con ganas supieron dar el toque de emoción a la tarde, que a la gente le pareció poco, pero que yo, despues de otras tardes bastante tediosas viendo unos toros mucho menos 

toros, agradecí y valoré.

Domingo Lopez Chaves, Ledesmino como mi padre, no tuvo el acierto necesario, ni su lote fue aprovechable, ni el viento le respetó. 

En fin, que espero poder volver cuanto antes a ese coso que es Las Ventas que es para mi como la Meca, y ya habiendo ido voy tachando cosas que he de hacer en la vida.