
Hola, buenas noches, ¿Tienen mesa? Uf, hoy esto está muy lleno, pero pueden pasar a la barra. Comienza a las doce. Media por encima de cuarenta. Camisa y tirantes, pelo blanco, trombón de varas. Músicos con todas las letras, con todos los años. Dos cervezas y una tónica. Amor a los treinta, amor a los cuarenta, amor a los cincuenta, amor a los sesenta... ¿Cuánto nos queda? Gente sola en una esquina, luz azul y rosa que despide un letrero de neón sobre una pared de ladrillo a cara vista. ¿Tienes fuego? Un vino, por favor. El charles tchis, tchis, humo de puro, sillones bajos y lámpara de mesa. Demasiado rímel, arruga incipiente, belleza en la cuesta abajo. La trompeta arranca unas palmas. Me recuerda a Duke Ellington, o a los Aristogatos, no lo sé. Dabidubidudá la voz, pom popom pom el bajo. Me recuerda a ella, y a Ella. Verso suelto del poema. Segundo descanso. Otro vino, ¿verdad? Ya se va lo accesorio. Escaleras arriba, Chyntia no da señales. Contra todo pronóstico, we had a yabba dabba doo time.