miércoles, 24 de febrero de 2010

La vaca bonsai

Iba caminando por la calle cuando vi algo fascinante. Un hombre iba paseando a lo que yo creía era un perro en dirección contraria a la mía. Yo iba por unos soportales que hay a la puerta de mi casa, y éste hombre iba por la acera. Entre los dos se interponían las columnas del edificio, y la velocidad de ambos era tal que nunca llegué a ver al perro, pues una columna siempre me tapaba su vista. Al día siguiente sucedió lo mismo, el hombre paseaba con su mascota, pero siempre me tapaba una columna, y no llegué a ver al can.
Y ésta mañana me he encontrado al mencionado señor, pero esta vez estaba solo. Me acerqué respetuoso y le pregunté:
-Perdone, ¿Me podría decir que es lo que pasea usted?
-¿Cómo dices?- Me dijo extrañado -¿Que paseo el qué?
-Es que le he visto estos días paseando a un animal, y no se cual es.
- Chico, ¿Tú estás bien?
No negaré que me ofendió un poco su duda sobre mis capacidades mentales, pues me considero una persona, cuando menos, bastante cuerda. Por eso le dije lo siguiente con cierto tono de resentimiento.
-Pues lo más fácil hubiera sido pensar que fuera un perro, pero creía que usted podría tener una vaca bonsai.
-¿Pero qué...?-Me interrumpió, pero yo muy digno seguí con mi argumentación.
-Si, si, una vaca bonsai, una vaquita de tamaño pequeño. Obviamente usted no podría tener una vaca de tamaño normal aquí, en el centro de Madrid, por eso se las habría ingeniado para tener una vaquita de tamaño pequeño, como un perrillo, para poder sacarla de paseo, a pastar a un parque... Además ella le proporcionaría leche fresca para sus cortados y...
El hombre no siguió escuchando, se dio la vuelta y se fue. Por la cara que tenía creo que efectivamente estaba paseando a un perro, pero quién sabe, quizás se fue asustado porque lo había descubierto...

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