lunes, 18 de octubre de 2010

Curados de espanto

Creo que en ocasiones el arte entra en conflicto consigo mismo. Quizás es fruto de mis limitaciones, pero no puedo estar a todo, y fue lo que me pasó viendo "Ascenso y caída de la ciudad de Mahagony" (¿No era en alemán? La que yo vi fue toda en inglés), de Kurt Weill, en el Teatro Real ayer domingo. Y lo digo seguramente por ignorancia de la de verdad, no de la de falsa modestia, ya que no estoy acostumbrado a óperas tan modernas. Bueno, no estoy acostumbrado a obras de este corte, porque Lulú, de Berg, el año pasado me pareció espectacular, y mira que se llevó palos.

El hecho es que mis tribulaciones se ven agravadas porque conozco un poco la música de Weill, y me gusta bastante. Así que cuando estuve ante el espectacular montaje de La Fura dels Baus me vi desbordado. No podía atender, y disfrutar o lamentar, a los figurantes, al escenario, a la música, las voces, el coro.... Reconozco que al salir del Teatro mi sensación era la de haber visto un musical, no una ópera; con buenas voces, eso sí, alguna muy buena, como la de Measha Brueggergosman o Willard White, con una orquesta lucida aunque para mi gusto un poco "estruendosa" en exceso, (esto lo digo sin mucho criterio, pues estaba en las localidades de proscenio, justo encima del viento metal, lo que no es precisamente lo mejor para apreciar la sutileza, que esta obra la tiene), y con mucha gente en el escenario, que me distraía en ocasiones del disfrute de la música y del seguimiento de la obra.

Y sé que esta ópera está concebida en clave teatral, lo que me lleva a la siguiente reflexión: o bien el montaje era exagerado, que por las alabanzas recibidas se ve que no, o bien no me gusta tanto Kurt Weill como me parecía antes de entrar. No se que pensar...

Ah, y el revolcón de conciencia que debe suponer el ver esta obra... creo que ya estamos todos curados de espanto. Sin ir más lejos, en la parte trasera del Real duermen todos los días varios mendigos entre cartones, teniendo como único techo los soportales del Teatro. Si eso no ha removido a quién paga más de ciento sesenta euros por entrar, irónicamente sea dicho, a las casas de esa pobre gente, no creo que lo haga el ver la obra por la que pagan tanto dinero.

Bueno, ahí va un vídeo de la ópera, que tampoco es plan de ponerse trágicos:



P.D. ¡Viva el último minuto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tambien tu puedes decir lo que quieras