miércoles, 18 de mayo de 2011

#15M, #18M y lo que vendrá

Me pilla un poco a contrapié la manifestación del #15M y las consecuencias posteriores que ha tenido y siguen teniendo. Lamentablemente tengo un futuro inmediato muy cierto en los próximos días con mis exámenes, y un futuro incierto después en el que no puedo, o no debo, pensar si quiero mantener la concentración y solventar bien lo inmediato para posteriormente lidiar con el futuro (cosas de mis limitaciones, ya me cuesta mucho centrarme en lo mío como para intentar abarcar más cosas).
Pero no me gustaría dejar pasar la oportunidad de hacer una breve reflexión personal. Estoy muy de acuerdo, y muy satisfecho con la movilización pacífica de los ciudadanos para demandar lo que estimen oportuno. También coincido en que la clase política ha perdido, en mayor o menor medida, la clase. Me gustaría que toda persona que se incorporase a la política tuviese que firmar un código deontológico que pusiese negro sobre blanco sus funciones y sus deberes para con los ciudadanos más allá incluso de las leyes. También estoy de acuerdo en que la ley electoral es injusta, y que se debería tender a un sistema en el que el voto representase más a los ciudadanos, y no tanto a las regiones, además de poder votar en listas abiertas.
Pero no estoy de acuerdo en que la solución a la crisis económica actual y las venideras sea el intervencionismo que se propone en materia económica. No se quién ha pensado esas medidas (un claro ejemplo de propuestas se puede encontrar en la página de Democracia Real Ya) pero sin ser un experto en economía dudo que soporten un análisis mínimamente riguroso. Y no creo que se consiga acercar el poder a los ciudadanos con más descentralización, como he visto y oído en algunos sitios. Además, parece que nadie se acuerda de que pertenecemos a algo más grande llamado Europa...
En fin, me gusta la movilización ciudadana para expresar sus ideas, pero me parece muy peligroso el descrédito de la democracia que tenemos actualmente. El sistema no es perfecto, pero vivimos en un estado que nos garantiza un estado de bienestar inimaginable en otras épocas, que si bien es cierto que esto no nos ha de hacer inconformistas, tampoco podemos perder la perspectiva y olvidarnos de lo mucho que todavía tenemos. Yo, personalmente, creo que la clave es la refundación de lo que ya existe, desde la ética, la profesionalidad y la responsabilidad de todos, tanto políticos como ciudadanos, y no las soluciones imaginativas en temas capitales para un estado tomadas en plazas al calor del romanticismo de las protestas ciudadanas que, quien me conozca un poco, sabe que me encantan.

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