sábado, 20 de noviembre de 2010

Delirium tremens

Quizás más adelante el tiempo pase con violencia, como olas en un temporal que te dejan marcas en la voz, en el cuerpo y en el alma, pero de momento noto como pasa suavemente, como un airecillo que alborota un poco los cabellos, pero que ni molesta ni asusta; al contrario, sienta bien y reconforta. Pasan ya días de cumplir veintiuno, y tras esa modesta cifra creo que tengo muy pocas marcas en la cara, en el cuerpo o en el alma, que todavía estoy en un proceso de formación y transformación total, que me queda mucho por vivir, casi todo diría yo, y que lo que pesa hasta ahora, lo que quema en la voz, en el cuerpo y en el alma es aquello, mucho o poco, que no se ha dicho, o no se ha hecho, y que se sabe que ya no va a volver. "Sabes mejor que yo que hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado".
Creo que queremos que comience a arreciar el temporal, y también creo que en medio de la tormenta desearemos sólo un día de juventud, de transformación, de aprendizaje... será que vivimos demasiado bien.

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